Un mar de gritos, hurras y aplausos entremezclados entre familiares, gente de prensa, curiosos y pequeñas fans recibieron a las matadorcitas que, tras un meritorio sexto lugar en el Mundial de Tailandia, pisaron tierra peruana para gozar con justicia del cariño y reconocimiento de varios cientos de peruanos que las esperaron en el aeropuerto Jorge Chávez.
En el área de llegadas internacionales, niñas con carteles de Estamos orgullosas o Las queremos campeonas se repartían entre madres orgullosas y ansiosas por abrazar a sus matadorcitas. Junto a ellas, improvisados hacían su negocio vendiendo cintas, póster y vinchas alucivas al seleccioando.
Pero no fue hasta minutos antes de las tres de la tarde que las chicas, uniformadas con el buso oficial del seleccionado y visiblemente cansadas por el largo viaje, dieron inicio a la locura y algarabía de las personas que intentaron robarles un beso, un autógrafo o una sonrisa para la foto.
De rostro cansado y mirada sonñolienta, las chicas recibieron ramos de flores por parte de los directivos de la Federación de Vóley, para luego posar unos minutos ante los flashes, mientras los gritos por Vivian Baella, Clarivet Yllescas, Diana Gonzales, Raffaella Camet, Lisset Sosa y Fátima Acosta no dejaban de resonar en el aeropuerto.
Tras ello, el desborde de euforia estuvo apunto de opacar la tarde cuando varias niñas con carteles en mano cayeron al suelo al intentar acercarse a las matadorcitas, mientras corrían hacia el bus que las transportaría al hotel para la conferencia de prensa.
Desconcertadas y algo asustadas por la cantidad de gente, las matadorcitas fueron resguardadas en todo momento por hombres de seguridad que ni siquiera dejaron que las propias madres se les acerquen para el abrazo que de ambos lados, habían prometido darse desde hace 19 días, cuando partieron por un sueño a la lejana Tailandia.
En el área de llegadas internacionales, niñas con carteles de Estamos orgullosas o Las queremos campeonas se repartían entre madres orgullosas y ansiosas por abrazar a sus matadorcitas. Junto a ellas, improvisados hacían su negocio vendiendo cintas, póster y vinchas alucivas al seleccioando.
Pero no fue hasta minutos antes de las tres de la tarde que las chicas, uniformadas con el buso oficial del seleccionado y visiblemente cansadas por el largo viaje, dieron inicio a la locura y algarabía de las personas que intentaron robarles un beso, un autógrafo o una sonrisa para la foto.
De rostro cansado y mirada sonñolienta, las chicas recibieron ramos de flores por parte de los directivos de la Federación de Vóley, para luego posar unos minutos ante los flashes, mientras los gritos por Vivian Baella, Clarivet Yllescas, Diana Gonzales, Raffaella Camet, Lisset Sosa y Fátima Acosta no dejaban de resonar en el aeropuerto.
Tras ello, el desborde de euforia estuvo apunto de opacar la tarde cuando varias niñas con carteles en mano cayeron al suelo al intentar acercarse a las matadorcitas, mientras corrían hacia el bus que las transportaría al hotel para la conferencia de prensa.
Desconcertadas y algo asustadas por la cantidad de gente, las matadorcitas fueron resguardadas en todo momento por hombres de seguridad que ni siquiera dejaron que las propias madres se les acerquen para el abrazo que de ambos lados, habían prometido darse desde hace 19 días, cuando partieron por un sueño a la lejana Tailandia.
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